DEFENSA DEL TERRITORIO

El territorio es todo el espacio en el que se da la vida. Es un espacio dinámico, físico, pero también político, histórico, de relaciones, de fiesta y de memoria.

El territorio es lo que vemos, como la naturaleza, los ciclos de la tierra, las lluvias y todo lo necesario para que la vida continúe y no que se ve a simple vista; es aquello que pasa arriba donde nace el cause de los ríos y aquello que es necesario para que llueva.

El territorio, es lo que no vemos, hacia el cielo y hacia adentro de la tierra; son nuestros antepasados que están allí, y nuestro futuro, que solo es posible en donde estemos todas y todos.

¿Qué entendemos por defensa del territorio?

Defender el territorio es resignificar nuestros territorios en función de la cosmovisión de los pueblos originarios, las mujeres, campesinos/as y comunidades organizadas ante los intereses económicos de empresas extractivas y los malos gobiernos.

Defender el territorio, es mantener la memoria biocultural de la tierra, el subsuelo, el bosque, el cielo y el aire; es decir, la memoria del pasado, la conciencia del presente y nuestra imaginación sobre la vida que viene.

Defender el territorio es conservar las prácticas ancestrales de la siembra, semillas originarias y el cuidado de los ecosistemas.

Defender el territorio es ponerse de acuerdo en colectivo sobre la base del bien común para el uso y disfrute de las bondades de la naturaleza.

¿Qué hace el CEE?

Caminamos en conjunto con los pueblos originarios, las mujeres, los comités de defensa del territorio, comunidades organizadas y procesos de autogobierno, en actividades de exigencia de derechos colectivos, en procesos formativos/comunicativos y acciones de vinculación con la madre-padre tierra, frente al saqueo, el despojo y la avaricia sistémica.

Acompañamos y facilitamos los espacios de encuentro, trabajo, memoria, defensa y exigencia de justicia desde el acuerdo con comunidades, pueblos, iglesias y organizaciones afines.

Soñamos y trabajamos para lograr un territorio en el que prevalezca el bien común para tomar decisiones, en el que cada vecino/a, niño/a, anciano/a sea considerado/a para decidir qué es lo que se quiere y lo que es más conveniente; en el que nunca se permite que gane el interés personal y en el que cada persona pueda ser feliz y vivir en paz.

¿Qué hacen los grupos?

Comprometen sus esfuerzos, vida y acciones a la madre-padre tierra para resguardar las relaciones comunitarias que ayudan a florecer colectivamente.

Trasforman formas de relación que hieren a la comunidad en medio del conflicto interno, o externo, provocado por los caciques o por los proyectos previstos y/o concesionados a las empresas extractivas por los malos gobiernos.

Se encuentran, organizan y planean anhelos y los ejecutan. En el caminar, se construye comunidad y pueblo.

Crean y mantienen espacios políticos de toma de acuerdos para la vida común, y suman esfuerzos e ideas para lograr mayor eficacia para la convivencia, la creación desde las diferencias, donde las necesidades e intereses particulares de las personas son abrazadas por las decisiones colectivas.

¿Qué hacemos con otros?

El CEE, las organizaciones y las redes aliadas caminan junto a los procesos y respaldan políticamente las actividades de los grupos poniendo a disposición espacios de intercambio, análisis y difusión de la voz de los pueblos originarios, las mujeres, niñas, niños y adolescentes, campesinas, campesinos y comunidades organizadas.

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